ANTIMEDIO EL SUR-FUNDACIÓN

Nace "antimedio del sur" Las noticias concentradas para las grandes audienciass, corren vertiginosas, y a veces imprecisas, por los llamados “mass-media”, expresión que define a los grandes y poderosos grupos de medios de comunicación, organizados e interconectados en diversos soportes, pero concentrados en pocas manos. 
 
¿Qué es una noticia?, ¿Qué vale la pena dar a conocer?, ¿Quién decide, que cosa es importante y que cosa no lo es? Son las eternas preguntas del periodismo, que se escurren en innumerables debates, aun sin definición o con variadas y dispares respuestas. 
 
La continua y acentuada concentración de los medios, acelerada por la aparición de las nuevas tecnologías, parece desviar cada vez mas la atención hacia un mundo imaginariamente globalizado, en donde la información está lejos, a miles de kilómetros, pero sin embargo, alejada de nuestra propia realidad y de nuestros mas cercanos intereses. 
 
Antimedio es una paradoja en cuanto a su definición. Antimedio “es” un medio de expresión, en definitiva, pero a modo de un oasis en el extenso desierto de palabras, intentará dar a conocer, noticias ocultas, cosas perdidas, informaciones que le interesen quizás a unos pocos, pero que serán sin duda, distintas y tendrán su lugar en el micro-mundo mediático. Noticias del sur olvidado, música, arte, opinión, crítica, historias, poesías. Queremos decir lo que tengamos ganas, sin estructuras que nos limiten. 
 
En búsqueda de la libertad de expresión que todos anhelan pero pocos pueden alcanzar, antimedio nace libre, y busca su espacio propio, sin control y sin agenda, sin tiempo y sin condicionamientos. Se funda solo y sin nada, en el más absoluto de los misterios en cuanto a su futuro, pero con el deseo de alcanzar sus propuestas simples y modestas, contar las historias que quiere, sin imposiciones ni recortes, buscar la verdad en libertad, y crear su propio mundo. 
 
Antimedio nace hoy. Su destino comenzó a escribirse.
 
3 de julio de 2006
 

¿Quién es su fundador?

               Desde Berazategui, es donde comienza esta nueva historia. Adrian se negó a ir al jardín de infantes y creció en el barrio de Villa Mitre, en pleno centro de casas bajas y calles de tierra, en donde se jugaba cazar ranas y a las carreras de barquitos en las zanjas, después de cada lluvia.

            Redactó desde pequeño historias diversas, poemas y cuentos que permanecen tirados por ahí. Lo primero que recuerda haber leído, fue la novela “Sin familia”, (la historia de un chico abandonado, que relataba su vida de pre adolescente) a los ocho años, un libro que le prestara una vecina. Jamás recordaría el autor, ni de dónde venía, pero le abriría la puerta a ese maravilloso mundo de los relatos, entre luces de velador y el sonido de cada vuelta de página.

Fanático de los trenes, cuando era niño, soñaba con ser maquinista y con su abuelo Francisco, visitaba la estación de Sarandí solo para ver pasar las formaciones. Jugaba en amplios complejos de vías fabricados con maderas y ladrillos que él mismo armaba y desmontaba, para volver a construir de nuevo al otro día.

            Su otra pasión fue la bici. Con ella recorrió primero el barrio desde los diez, (con la multiuso rodado veinte) a la que se agregaba a veces un globo entre los rayos, para soñar que se andaba en moto. Después vinieron viajes más largos, por otros territorios, barrios desconocidos que se descubrían cual conquistas en cada trayecto. Cada vez más lejos y más pertrechados, en grupo de exploración, llevando gomines y parches por las dudas. También con alguna que otra herramienta, y el mapa del distrito con las calles, en donde se marcaban las rutas. Hasta llegar a Quilmes, casi el extranjero, una escapada sin que se enteraran los viejos, por la transitada avenida Mitre.

Después sería el tiempo de otros libros de cuentos, hasta llegar a Cortazar, autor que lo atraparía de inmediato, en su increíble y fascinante mundo literario, desde “Autopista del sur”, su relato favorito (leído varias veces) a tantos otros. Y justo ese fue el primer libro que pudo comprarse con sus ahorros, para leerlo sin tener que visitar la biblioteca popular Manuel Belgrano, en donde siempre se pedía silencio, había poca luz y sillas feas de madera que rechinaban.

            Ha leído a muchos autores argentinos, pero también se acercó a ciertos clásicos de la literatura universal, como “El Principito”, “Un mundo Feliz” (de Huxley) “Las doradas manzanas del sol”, y otros.

            Participó de varios concursos de cuentos, pero jamás recibió premio alguno. Cursó el secundario en el glorioso Politécnico industrial de Berazategui (Ex ENET N°1) egresando en 1990, en donde hizo amigos (muchos que aun hoy conserva) y se llevó innumerables buenos recuerdos, historias increíbles de profesores dignos y compañeros de fierro.

Investigó durante años, el mecanismo de formación e interpretación de los sueños, valiéndose de varias fuentes de la psicología, desde “La interpretación de los sueños” de Freud, junto a textos de Jung, Adler y más cercanos a la filosofía como Nietzsche. Recopiló información al respecto y elaboró informes y documentos.

            Participó del movimiento humanista, y se leyó todos los documentos y libros de “Silo” (Mario Andres Rodriguez Cobo), fundador de dicho movimiento desde Argentina, formando parte del grupo de personas que editó la revista quilmeña “Paisaje humano”. También se sumó a los grupos de la corriente logosófica (filosofía humanista y estudiosa de la conciencia) y estudió sus postulados. Investigó sobre las características de diversas corrientes religiosas, cercanas al cristianismo.

            En el año 91 comienza a estudiar en la UNQ. Siempre anti-menemista, se sumó a las corrientes internas del FREPASO, y fue asesor de prensa de ese partido en Berazategui por dicha agrupación, (ya como estudiante de comunicación social) en los años 97-98, elaborando un plan de publicidad, evaluando las formas de comunicación local del partido. También efectuó un relevamiento de los medios de comunicación del distrito.

            Egresó de la Universidad Nacional de Quilmes, en diciembre de 2001, (a pocos días de que se vaya De la Rua) obteniendo el título de Licenciado en Comunicación Social (con promedio de 8.62, y sin haber reprobado nunca un examen final). Tuvo como profesor a Carlos “Chacho” Alvarez, (ex vicepresidente de la Nación) y el honor de haber sido electo como miembro del Consejo Departamental de Ciencias sociales, por la agrupación “Alianza universitaria”, durante su carrera de licenciatura. Pudo aprender en libertad, junto a profesores de enorme trascendencia, como Mario Albornoz, Oscar Teheran, Rossi (en filosofia), Martin Becerra, Firpo (historia), Mirta Launay, Kaufman (tremendo generador de inquietudes, “monstruo” de profesor, genial), Germán Rodriguez, y el formidable Nicolás Casullo, entre mucho otros.

            Escribió innumerables cartas a varios amigos, de esas que se ponían en un sobre con estampillas y todo, esas que hoy escasean.Estudió fotografía en la escuela municipal de Berazategui. Allí lo conocieron como “El nono” y trabajó en proyectos de comunicación en internet, como la creación de un sitio independiente de información.

Adrian busca su propio lugar de expresión, cansado de tanta formalidad mediática careta. En búsqueda de su destino, lleva en su mochila el signo de acuario, lo que lo hace especial, distinto, soñador, rastreador continuo de ilusiones que se cruzan como liebres en su camino. Va por la ruta de la vida, observando los detalles, valorando cada pincelada de la naturaleza en el mundo, verdadera obra de arte inexplicable e inacabable. 

Comentarios

Anónimo dijo…
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