Fotografía-Análisis
Página web. El Angel caído Es difícil para alguien que se acercó al mundo de la fotografía, y más aún, que ya conocía parte de la obra de Coppola, poder elegir una de las 16 imágenes que aparecen en el portal . Me quedaría con la mayoría de ellas, porque son sencillamente (en el sentido absoluto del término) simples. Para muchos, hoy parece fácil tomar una fotografía. Lo digital, ha multiplicado enormemente esos posibles instantes a retratar, y ha logrado esa ingenua percepción errónea (quizás generada por la publicidad) de que “cualquiera puede tomar cualquier imagen”.
Recordemos en todo caso que esta fotografía pertenece a 1936, y no valen aquí ninguna de las apreciaciones apuradas de este facilismo, sino que era necesario en este tiempo, seguramente una mayor cuota de cuidado.
En la página “el ángel caído” (http://www.elangelcaido.org/), me reencontré con otros grandes, como Henri Cartier Breson, fundador junto a Robert Capa de la agencia Mágnum, dos importantes referentes de la fotografía mundial. También descubrí, por suerte, las impactantes imágenes de Yewgeni Khaldei, mostrando la crudeza de la segunda guerra.
Pero volviendo a Horacio Coppola, en realidad estuve dudando-aunque decidida mente desde el comienzo- entre la foto 1 y la 5 (la del café Victoria). Las elegí por esa sensación de nostalgia, de sentir esa ciudad ya irrecuperable, esa Buenos Aires perdida en el pasado y congelada en instantes precisos de tiempo en blanco y negro.
Luego de varios minutos, finalmente me quedé con la uno, la imagen de esa farmacia vacía, en una ciudad vacía, una farmacia (¿de turno?), con sus puertas abiertas en la noche, invitándonos a entrar en el misterioso pasado.
En esta imagen nos dice más el fuera de cuadro con sus dudas, aquello que no aparece, más que lo que puede verse. No hay gente, entonces, ¿quién atiende esa farmacia?, ¿quiénes caminan?, ¿qué hora es?
Técnicamente es muy buena. La puerta ubicada en el punto de ingreso de mayor fuerza de la imagen, invitándonos primero a ingresar con el recorrido de la mirada, a buscar, para después irnos por la vereda en perspectiva hacia la derecha, un punto de fuga que se pierde en la oscuridad de la noche.
Seguramente el maestro, puso su Leica en la otra vereda, apoyada sobre el trípode, y esperó unos cuantos segundos para cerrar el obturador. Se nota en el halo de las luces de la calle, y en la intensa iluminación del interior del local.
Al “caminar” por esa vereda y alejarnos, veremos los pequeños carteles de otros negocios ya cerrados, y deberíamos pedir permiso para poder seguir. El secreto es que dos hombres dejaron los rastros de sus figuras, cuando don Horacio esperaba congelar ese instante. Para poder verlos, deberán ampliar ese sector varias veces y aportar algo de intuición.
Biografía:
Horacio Coppola, nació en 1906 en Buenos Aires (Argentina) dentro de una familia de origen italiano.
En 1927 comenzó a fotografiar por su cuenta, siendo sus referencias en esa época los fotógrafos Nadar, Hill y Weston, todo su aprendizaje lo realiza de forma autodidacta.
Recorre Buenos Aires fotografiando la evolución de la ciudad, el contraste entre el antiguo y el nuevo Buenos Aires. Lo hace de día y de noche, solo o acompañado por sus amigos.
A su paso por Alemania adquiere una Leica, objeto de gran prestigio ya en aquélla época entre los fotógrafos callejeros.
Usará a partir de ese momento la Leica, aunque no abandona definitivamente las cámaras de gran formato.
En 1932 realiza un segundo viaje a Europa, éste con la intención de aprender fotografía de la mano de grandes maestros europeos.
Estudia en la Bauhaus, hasta el cierre de la misma por la presión de los nazis.
A su vuelta a Buenos Aires publica el libro "Buenos Aires, 1936" con textos de Alberto Prebisch y de Ignacio Anzoátegui.
En 1937, junto a su esposa alemana Grete Stern, abre un estudio fotográfico, con el fin de difundir la fotografía y los nuevos usos que se están haciendo de la misma, por ejemplo en la publicidad. Vuelve de nuevo a Europa en 1946.
En 1960 comienza a utilizar el color.
En 1967 vuelve de nuevo a Europa.
En 1971 viaja por Estados Unidos, México y Guatemala.
Entre 1975 y 1982 ejerce como profesor de fotografía en Buenos Aires.
Recordemos en todo caso que esta fotografía pertenece a 1936, y no valen aquí ninguna de las apreciaciones apuradas de este facilismo, sino que era necesario en este tiempo, seguramente una mayor cuota de cuidado.
En la página “el ángel caído” (http://www.elangelcaido.org/), me reencontré con otros grandes, como Henri Cartier Breson, fundador junto a Robert Capa de la agencia Mágnum, dos importantes referentes de la fotografía mundial. También descubrí, por suerte, las impactantes imágenes de Yewgeni Khaldei, mostrando la crudeza de la segunda guerra.
Pero volviendo a Horacio Coppola, en realidad estuve dudando-aunque decidida mente desde el comienzo- entre la foto 1 y la 5 (la del café Victoria). Las elegí por esa sensación de nostalgia, de sentir esa ciudad ya irrecuperable, esa Buenos Aires perdida en el pasado y congelada en instantes precisos de tiempo en blanco y negro.
Luego de varios minutos, finalmente me quedé con la uno, la imagen de esa farmacia vacía, en una ciudad vacía, una farmacia (¿de turno?), con sus puertas abiertas en la noche, invitándonos a entrar en el misterioso pasado.
En esta imagen nos dice más el fuera de cuadro con sus dudas, aquello que no aparece, más que lo que puede verse. No hay gente, entonces, ¿quién atiende esa farmacia?, ¿quiénes caminan?, ¿qué hora es?
Técnicamente es muy buena. La puerta ubicada en el punto de ingreso de mayor fuerza de la imagen, invitándonos primero a ingresar con el recorrido de la mirada, a buscar, para después irnos por la vereda en perspectiva hacia la derecha, un punto de fuga que se pierde en la oscuridad de la noche.
Seguramente el maestro, puso su Leica en la otra vereda, apoyada sobre el trípode, y esperó unos cuantos segundos para cerrar el obturador. Se nota en el halo de las luces de la calle, y en la intensa iluminación del interior del local.
Al “caminar” por esa vereda y alejarnos, veremos los pequeños carteles de otros negocios ya cerrados, y deberíamos pedir permiso para poder seguir. El secreto es que dos hombres dejaron los rastros de sus figuras, cuando don Horacio esperaba congelar ese instante. Para poder verlos, deberán ampliar ese sector varias veces y aportar algo de intuición.
Biografía:
Horacio Coppola, nació en 1906 en Buenos Aires (Argentina) dentro de una familia de origen italiano.
En 1927 comenzó a fotografiar por su cuenta, siendo sus referencias en esa época los fotógrafos Nadar, Hill y Weston, todo su aprendizaje lo realiza de forma autodidacta.
Recorre Buenos Aires fotografiando la evolución de la ciudad, el contraste entre el antiguo y el nuevo Buenos Aires. Lo hace de día y de noche, solo o acompañado por sus amigos.
A su paso por Alemania adquiere una Leica, objeto de gran prestigio ya en aquélla época entre los fotógrafos callejeros.
Usará a partir de ese momento la Leica, aunque no abandona definitivamente las cámaras de gran formato.
En 1932 realiza un segundo viaje a Europa, éste con la intención de aprender fotografía de la mano de grandes maestros europeos.
Estudia en la Bauhaus, hasta el cierre de la misma por la presión de los nazis.
A su vuelta a Buenos Aires publica el libro "Buenos Aires, 1936" con textos de Alberto Prebisch y de Ignacio Anzoátegui.
En 1937, junto a su esposa alemana Grete Stern, abre un estudio fotográfico, con el fin de difundir la fotografía y los nuevos usos que se están haciendo de la misma, por ejemplo en la publicidad. Vuelve de nuevo a Europa en 1946.
En 1960 comienza a utilizar el color.
En 1967 vuelve de nuevo a Europa.
En 1971 viaja por Estados Unidos, México y Guatemala.
Entre 1975 y 1982 ejerce como profesor de fotografía en Buenos Aires.
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