MEMORIA DE UN POETA- TEATRO

Alguien está recostado en un sillón y parece estar durmiendo. Sabremos que se trata de un poeta. Está allí para reconstruir un recuerdo, situarse en el lugar que alguna vez contuvo emociones, respirar los aromas de un pasado que huye y quiere perderse. A través de algo que se parece bastante a una amistad, Emilio (José ManuelEspeche) le pedirá a un auxiliar de limpieza “Tito” (un impecable Emiliano Diaz) que lo ayude a convencer a Rita, la bibliotecaria, de que él tiene que quedarse allí, con sus cosas, viviendo unos días. La excusa, es que debe estar tranquilo, escribir para un supuesto concurso literario en el que quiere participar. Así comienza, “Memoria de un poeta”, con dramaturgia y dirección de Paula Marrón, en el Teatro del Pueblo, Lavalle 3636 de CABA, los domingos a las 18 hs.

Es que la biblioteca, es siempre un lugar de reflexión y de búsqueda. Allí los textos se guardan y se apilan si es necesario, descansan hasta que alguien los rescata del silencio y la quietud, los observa y los recorre. Emilio, conocedor de la importancia de esos detalles, necesita tranquilidad, encontrar las frases y los recuerdos justos.

La escenografía y la iluminación serán centrales, en el armado de un clima entre ameno y de cierta intimidad, que irá construyendo otra historia solapada, detrás de lo que se muestra entre las superficies de las estanterías. Delicadas penumbras, y una oscuridad a veces justa, nos sumergen, en la amabilidad y la ternura de Rita (una potente Rosina Fraschina) que primero intentará detener a toda costa la idea del escritor (la de mudarse unos días allí) para convencerse luego, de que eso que inicialmente le parecía absurdo, es ahora un acto de reparación que ya no puede detenerse.

Rita llega a la biblioteca una noche, y se encuentra con Emilio y su amigo. Tito había llevado algo para comer, pero en realidad la excusa era charlar un poco, acompañar la aventura. Ella también quiere encontrar algo en sus palabras. En uno de los momentos más emotivos, y a pedido de ese poeta abrumado, ellos actúan a “ser otros” (Tito hace del mismo Emilio y Rita juega el rol de Elvira, la bibliotecaria que ya no está, la que el poeta busca revivir en sus recuerdos) y llenan de contemplación los ojos con gestos simples, que solo provocan alegría. El guiño es que con ese juego, con esa nueva “ficción” que organizan, parecen decir que el teatro también sirve para recordar, para llegar a las historias que juegan a extraviarse.

Escuchamos lo que sale de un libro. Es una poesía que Rita parece encontrar de  casualidad. Las palabras viven y nos cruzan cuando nacen de la boca, caminan junto a nosotros, nos acompañan hacia una verdad que nos alivia. Algunas cosas son escritas en un cuaderno. Ella deposita en las manos de Emilio, una foto de Elvira y nos conmueve. ¿Qué buscamos recordar de los otros? ¿Cuál es el truco, para que el pasado no se pierda para siempre? ¿Será escribiendo, la única manera posible de conservar aquello que se desgrana hacia la nada? ¿De verdad, existió esa Elvira en una biblioteca de Avellaneda?

Así es que en esa sala rutinaria y silenciosa, los recuerdos buscados y deseados, se irán acomodando en la memoria, que intenta volver una y otra vez, a las imágenes de esa mujer que en otro tiempo trabajó allí, en ese mismo lugar, pero que un día, dejó de estar con libros en sus manos y comenzó el camino de un olvido lento y cruel.

“Memoria de un poeta” muestra un temor que nos atraviesa a todos, el de como retener los buenos momentos que alguna vez hemos vivido. Aunque parezca imposible, aprendemos que hay muchas maneras de volver y mirar hacia el pasado, o de plasmar los recuerdos en un papel, un aroma o una foto. Quizás la cuestión es solo animarse a reconstruir y vivir el presente, como si siempre fuese eterno. 

Informe de ADRIAN MAGLIERI @antimedio en X y @antimedio1

Antimedio del Sur e Identidad Play

Comentarios

Entradas populares