NO ME LLAMES-TEATRO del PUEBLO
No me llames, parece ser la contrapartida real del clásico “después hablamos”, que decimos muchas veces como latiguillo de compromiso para cerrar un encuentro y que luego difícilmente concretamos.
La obra, de la directora Mariela Asensio, que se presenta en el emblemático y renovado Teatro del Pueblo (ubicado en Lavalle 3636 de CABA), retrata un mundo en donde los teléfonos móviles y las pantallas, dominan las interacciones humanas.
En todos los contextos, el equipo móvil, aparece más como una barrera que como nexo entre las personas. Las historias presentadas en escena, parecen el relato de una desconexión infinita, o más bien, de diversos intentos fallidos por el acercamiento inútil de los humanos que hoy habitan el mundo.
En distintos fragmentos que parecen desopilantes (aunque tienen una patética comparación con la realidad cotidiana) una pareja discute por la organización de un cumpleaños (el de una hija en común) y no logra encontrar un solo punto de encuentro en una conversación por video llamada que cae rápidamente a la deriva, entre las agresiones, el absurdo y las fallas tecnológicas.
Otra mujer, intenta poner punto final (y cancelar también en el mundo virtual) una relación amorosa, pero encuentra interminables hilos digitales, que la siguen uniendo a su expareja, por dispositivos y aplicaciones que hacen que esa tarea parezca imposible.
En otra historia, un grupo de amigos intenta poner una fecha de reunión presencial, desde un fatídico grupo de whatsapp, en qué, como en la vida misma, nadie parece escucharse o entender claramente los mensajes que allí aparecen, y en donde se producen absurdas confusiones. A pesar de los intentos fallidos, la reunión finalmente se concreta, aunque el resultado será desolador.
No me llames, interpretada magníficamente por Vanesa Butera, María Figueras, Paola Luttini y Pablo Toporosi, pone sobre el escenario estas “breves tragedias virtuales” que invitan a indagar acerca de la adicción a las pantallas. Es la condensación exacerbada, dramática y vertiginosa, de historias de separaciones y desencuentros, producidos en una era paradójica, en dónde la conexión parece infinita y el encuentro resulta cada vez, más improbable.
Las actuaciones, son acompañadas por fragmentos de canciones y música en vivo que los propios actores interpretan en distintos momentos. Una pantalla central, contextualiza las historias, con extraños sonidos y textos, emulando las conversaciones que se suceden en los dispositivos electrónicos.
En varios momentos, pasaremos seguramente de la risa a la reflexión, sobre las nuevas formas de relacionarnos. Pasaremos de la sorpresa, a la contemplación de un mundo fragmentado en lo individual, dónde las redes y la virtualidad, parecen empecinarse en anular nuestra más elemental vinculación humana con el otro.
Adrian Maglieri @antimedio
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