TODO BIEN, TODO BIEN (TEATRO) CCC

Si, es tal cual suena en el título de esta obra que sorprende y atrapa por igual desde principio a fin. Es que todo está bien, más que bien, en todo momento. Perfectamente armado, para cautivar a un público que se verá sumergido en un vértigo de sensaciones. Todo bien(...) se presenta los sábados a las 22.30 hs en el Centro Cultural de la Cooperación. Av Corrientes 1543 CABA

Primero hay que decir que cuesta encasillar a la obra de Marcelo Katz y Carolina Pecheny, en alguna etiqueta lógica que uno intente imaginar. ¿Es una comedia?, ¿Es un musical? ¿Tiene elementos de clown? ¿Utiliza recursos del teatro clásico? Si, si, si, y si. Es todo eso y aún más, por lo que si quisiéramos encasillar a estas interpretaciones en un lugar fijo, nos resultaría imposible. Es que la lógica de “Todo bien, todo bien”, es que todo siempre está en movimiento, es difícil fijar la mirada en un personaje o una escena en particular.

Ponele que se trata de un viaje que emprenden cinco sujetos (muy diversos por cierto) por lugares inhóspitos, por territorios desconocidos. Se sumergen en una aventura que contagia emoción y alegría por igual. Parecen atreverse a todo, hasta muestran con desparpajo, los hilos que mueven la ficción que ellos crean (me olvidé un filtro, pero ustedes hagan de cuenta que ven esto, dice uno de los actores mirando al público) atraviesan la sala con preguntas que desconciertan y convierten por momentos a los espectadores, en el mismo paisaje que ellos inventan y recorren.

En ciertos instantes, a modo de interludios entre distintas escenas, arman un dispositivo en el que se proyectan sombras con una pequeña luz, y crean lugares nuevos, explican paisajes que aparecen mágicamente, muestran donde quieren llegar. Esos fragmentos, constituyen casi otro espectáculo dentro de la supuesta historia principal, la de ese viaje que hacen juntos, hacia la tierra del bienestar, en donde sentirse realmente bien.

Cada personaje creado y puesto en el engranaje de “Todo bien”, tendrá un rol clave, una función precisa. A la manera de cada uno, interpretarán el mundo que visitan y recorren, e imaginarán los paisajes que desean. Una será la que usa la lógica, la que derribará rápidamente los impulsos y deseos de la mayoría con la más cruda realidad. Otro será el ser pensante y reflexivo, el que usará la filosofía para cuestionarse todo (incluso la misma obra que interpreta) usando sus libros (que llevará consigo a todas partes) y sus palabras, como la mejor herramienta para construir verdades. Algunos jugarán el rol de ingenuos, de resignados, de ser poco agraciados en inteligencia, de solo seguir a la corriente. También estará la que se anime a construir el mundo desde la sensibilidad de los aromas y las sustancias, esas mismas fragancias que atrapan a los incautos y los seducen hacia el placer de lo fisiológico que demanda el cuerpo.

Estos fantásticos personajes, compuestos por: Eleonora Valdez, Cecile Caillon, Mariano Russo, Ezequiel Sena, y Gastón Jeger (si bien todes les actores/actrices deslumbran por igual, NdR: "Mariano Russo, ¿de qué planeta viniste?) construyen una potente maquinaria que solo produce risas, emoción, aunque también reflexión. Recorren caminos difíciles, hacia ese lugar que sueñan, sin saber bien cómo ni cuándo llegarán, pero quizás lo que conmueve, es que (como casi todos) hacen lo imposible por seguir, a pesar de las obstáculos, nunca deciden detenerse. Suben y bajan de un extraño carro lleno de llamativos implementos (que supuestamente los transporta, pero que ellos mismos empujan) a veces dan vueltas en círculo, se detienen y de repente vuelven a tomar impulso para seguir.

Lo que sutilmente se pone en juego en la trama, desde la dirección de Marcelo Katz (autor e intérprete de la maravillosa obra "Gaspet"), es un uso delicado y exquisito del lenguaje. Con citas de dudosa procedencia, pero que se dan por ciertas o se transforman groseramente. Con palabras que algunos no entienden y se animan a cambiar descaradamente, con la variación de velocidad de aquello que se pronuncia y se torna desde lo gracioso a lo épico o viceversa.

En algún momento, cerca del final, una de las viajeras será condenada por el resto en un rápido y dudoso juicio. La acusación será la de sembrar la angustia y la desesperanza en el grupo. Ya sin escapatoria, se prepara a enfrentar su hora más difícil. Si todo lo demás fue desconcertante e imprevisto, el atípico fusilamiento, será una nueva sorpresa, en donde el público, otra vez estará atravesado.

No hay respiro. No hay desperdicio desde el principio hasta el final. “Todo bien, todo bien” no puede definirse, ni atraparse en palabras que intenten ponerle algún límite. Es un viaje vertiginoso que nos hará reír y emocionar como pocas veces imaginamos. Es simplemente maravillosa, porque su mejor secreto, es que el viaje no lo realizan sus personajes. El verdadero viaje, la hará cada uno a su manera, pensando en el camino que hizo y en lo que le queda para llegar a ese lugar tan incierto y esquivo que buscamos desesperadamente, el de la misma felicidad.       

Por ADRIAN MAGLIERI                 @antimedio1

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