“MI CORAZÓN NO ES DE PIEDRA, NI DE MADERA”. ESPACIO TOLE TOLE

¿De qué está hecho un corazón? ¿Qué cosas nos mueven a cambiar y a sentir? ¿Cuáles son las decisiones que debemos tomar? Son muchas las cosas que nos construyen y arman nuestras vidas en cada latido. Es así que, en el pequeño y cálido espacio Tole Tole de Buenos Aires (Pasteur 683) se descubre esta obra teatral, en la que Gabriela vive sola en un paraje perdido y sórdido de la Patagonia, abrazada por la nieve, el frio, y el dilema de irse, o de vivir eternamente en un lugar que pocas cosas puede darle, más que ausencias.

“Mi corazón no es de piedra, ni de madera” (obra escrita y dirigida por Martín Marcou) presenta varias líneas de recorrido, como largas rutas que se construyen, y a veces se cruzan en breves rotondas, para volver a perderse. Ese es el trabajo de Luis (Facundo Tomás) un capataz  tosco y bruto, que dejó a su familia (se cree que solo su hija, luego de una supuesta separación) en Gerli, Buenos Aires, para construir rutas, compartir temporalmente una casa con Gabriela, ella y sus perros, animales que serán centrales en un relato que bordea muy sutilmente, el suspenso, el humor e incluso la violencia, siempre a punto de explotar.

¿Por qué son centrales esos perros que se oyen, de a ratos, detrás de la casa? Esos animales que sufren, celan, hieren, e incluso pueden llegar a matar. Los perros serán parte de una historia oculta y trágica que cruza la vida de Gabi (la actriz Morena Yfrán, quien fuera revelación en la película “Bajo mi piel morena”, 2019 de José Celestino Campusano) una mujer acostumbrada al abandono, a ser solo un deseo efímero o un amor en tránsito, por esos caminos en los que aparecen, y se van de repente distintos hombres, tan parecidos a esos animales que pueden llegar a traicionar. 

Gabriela nació en el frio y parece haberse resignado a esa vida dura, cercana al vacío, en la que aturde el silbido interminable del viento. Tiene una relación distante con su madre, que a pesar de vivir cerca, nunca visita. Ambas, están  separadas desde hace mucho tiempo, por una tragedia. Será el recuerdo de una muerte, un accidente fatal, otra vez un perro, una herida que parece imposible de sanar.

A esa casa en donde solo comparten los días Gabi y Luis, llega un mochilero colombiano, “Jairo” (Cris Bernal Niño) que pedirá algún trabajo temporal, y se moverá con ductilidad entre la timidez, y la posibilidad de llegar con su poesía, a esa mujer que lo cautiva, lo atrapa con su encanto, pero al mismo tiempo, lo mantiene a una distancia prudencial de su corazón que parece hecho de piedra. 


Todos finalmente parecen irse en algún momento. Todos migran, vuelven o van a un lugar en el que algunos otros parecen esperarlos, abrigarlos con abrazos. Si las rutas parecen perderse en distancias infinitas por esos lugares, el riesgo es que también los que viajan puedan perderse, o puedan no regresar. ¿Por qué Gabriela no se anima a ese viaje que se merece? ¿Por qué no sale de ese encierro que parece autoimponerse? ¿Será que también tiene miedo de lastimar, como ese recuerdo que marcó su vida desde pequeña?.

Veremos que ella elije quedarse sola, con ese corazón duro y curtido por el clima, que parece de piedra o de madera, pero que en realidad no lo es. Gabi solo tiene un corazón distinto, solo es que algunos pocos pueden verlo, porque sabemos que "la gente, solo ve, lo que a veces quiere ver", según ella misma dice.

“Mi corazón no es de piedra, ni de madera”, los sábados a las 21 hs, en Espacio Tole Tole. 

Instagram: @micorazon_laobra  https://www.instagram.com/micorazon_laobra/

Informe de: Adrian Maglieri @antimedio  

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