CON CERATI Y COMO EN CASA- BOCANADA en el GRAN REX (1999)

 *Comparto una publicación original sobre la serie de recitales de Gustavo Cerati en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, durante la presentación del álbum "Bocanada", en octubre de 1999. Fue escrita para la página web mexicana "Signos Sónicos".

 
 
Con Cerati y como en casa

Mostrando una nueva forma de distensión, con un concierto impecable y sin sobresaltos, así fue la presentación de Gustavo Cerati en el Gran Rex de Buenos Aires.

Se empecinó en la estética del show, y esa fue su marca registrada. Cada cosa apareció en su lugar, y los espacios ocupados en el escenario, parecían medidos, calculados milimétricamente. Las imágenes siempre fueron oportunas, las ya famosas vueltas de algunos peces de fondo, una ola magnífica y gigante cambiando lentamente, avanzando implacable, y los colores transformándose al ritmo adecuado. Desde el azul predominante y absoluto de Bocanada, pasando por el lila, el rojo, el verde y el celeste.

Todo comenzaba con “Río Babel”, desde allí el teatro se dejaba llevar por esa nueva nave cálida y suave, con sabor a melancolía. “Buenas noches hermosos”, saludaba Gustavo a su público, y anunciaba la llegada de “Beautiful”. En “Raíz”, todo aún estaba calmó, a la espera de lo que no había llegado todavía. Durante el tema "Engaña", Cerati invita al público a sumarse con sus manos, indica que es hora de acompañarlo, camina hacia atrás y tropieza, siendo esa la única imperfección, sin existir otra pista todavía que muestre otra cosa, qué haya estado fuera de su cauce. Y las cuerdas son mordidas, suenan como nunca en una parte de Engaña, que no se inventa con los dedos de Gustavo sino con sus dientes, queriendo arrancar la música de ella, queriendo vaciarla de sonidos, dejarla exhausta. 

Se llevan la guitarra desde uno de los costados del escenario, porque ahora “Bocanada” comienza a llegar para poner un clima súper tranquilo, con Cerati fumando solo en el escenario, y otra vez las imágenes perfectas, elegidas a medida para coincidir, buscadas para estar ahí y decir eso.

Con “Puente”, algo se había movido de su lugar. Muchos siguieron el tema y el volumen parecía subir como nunca antes. Todo era más fácil ahí, porque ese puente del que se hablaba sonaba conocido, muchos sabían cómo cruzarlo de un lado a otro.

Tabú y Perdonar es divino.

Zona de promesas, y ahí ya era un terreno al que todos querían llegar.

Aquí y ahora. Sweet sahumerio, del álbum Dynamo, y una grandiosa nueva interpretación de “Hombre al agua”, desconocida al comienzo, pero coreada por todos cuando se alcanzaba uno de los máximos climas, y al finalizar, aparecían los primero gritos qué recordaban que Soda estaba vivo ahí, que había resucitado infinitamente en ese momento. Un largo “sooooda” “sooooda” recorrió el teatro como una ráfaga imparable y después la otra expresión “volveremos, volveremos… volveremos otra vez”.

Después volver a esa mezcla de pasado y presente, a ese lugar único e irrepetible, en dónde nada parecía faltar por su forma, pero en donde había al menos dos ausencias en la mente de todos los que allí estábamos.

“Tu medicina”, del álbum “Colores Santos”, fue una especie de remedio en porciones adecuadas, una dosis cuidadosa de cambios y otros sonidos sumados, la hicieron más digerible que nunca. “Verbo carne” lo encontrada otra vez a Cerati solo en el escenario, enfrentado a su gente y nuevamente las imágenes acompañaron perfectamente la intensidad del tema, con rayos que cruzaban un cielo profundo de nubes que se corrían, una voz que se destacaba, luces que se apagaban, y un clima que estremecía.

El teatro se transformó en una disco por unos minutos, y de eso salió “Pulsar” en una buena modificación inicial. Le siguió “Paseo inmoral” marcando un nuevo momento de euforia y baile. Sobre el final, todos decidimos ir a dar alguna “vuelta por el universo”, alto, cada vez más alto, para llegar quién sabe dónde, para alcanzar un infinito. Fue así que Cerati se mostró tranquilo como en su casa, en esta nueva serie de recitales en Buenos Aires. Nos invitó a entrar a su nuevo mundo y lo vimos bien, cómodo y despreocupado, como si nada más le importara que la serenidad de un ambiente de amigos que fueron escucharlo, y alguien que quiere disfrutar solamente de eso.

Buenos Aires, 23 de octubre de 1999, 3.00 am

# Adrian Sergio Maglieri. Para Signos Sónicos (México)


 

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