Niño que crece

 
Una vez, un niño quizo ser grande.
Entonces jugó a la bolita y cruzó muchos charcos.
Pensó cosas ingenuas y creó enormes fantasías.
Caminó, corrió y se sintió libre.
Soñó como nunca nadie había soñado.
No tuvo miedo de abrazar, ni miedo de querer.
Creyó en unos magos que le traían regalos.
Jugó con juguetes que él mismo había inventado.
Vio el mundo de una forma buena y se brindó por completo.
Preguntó miles de cosas y tuvo pocas respuestas.
A veces no fue entendido, y otras veces, él no entendió.
No le importó el lujo, porque su lujo era un helado.
No ambicionó nada, porque su alegría era un beso.
No mintió, y no fue falso, no sabia como hacerlo.
Podía reírse del miedo y no conocía el odio.
Su mundo era un dibujo, un chocolate, un caramelo.
Su mundo era barrilete, era escondida y bicicleta.
Quiso saber por qué había nubes y por qué había luna.
Tuvo temor de dormir sin luces, y de quedarse solo.
Pidió una mano para cruzar la calle y devolvió una sonrisa.
Un día, con un globo, fue más feliz que nunca.
Otro día pensó en irse lejos con un avión de papel.
Una vez se ensució, y lo retaron y le gritaron.
Una mañana tomó la leche, jugó a las figuritas y juntó esperanza.
Después durmió cansado por pedalear mucho y por saltar alto.
Y siguió soñando con crecer y poder hacer cosas.
... y se hizo grande.

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